Así como la alborada es
espera del día,
Igual eres en nuestras vidas
señor;
Llénanos de abundante paz y
alegría,
Al recibirte en nuestros
brazos con amor.
Vienes a ponerte en nuestra
presencia,
En la figura de un indefenso
y pobre niño;
Concédenos que con esa tu
asistencia,
Podamos ser testigos de tu fiel cariño.
Has venido a ser luz en
nuestro mundo,
Y nunca dejaste que ella se
apagara;
Por eso siguiendo con
esperanza tu rumbo,
A diario hiciste que en
todos se revelara.
Con fe anhelamos pronto tu
venida,
Porque con tu amor nuestra
sed calmarás;
Luego toda la humanidad
convencida,
En ti, humilde señor siempre
esperará.
Seguiremos, señor abriendo
nuestro corazón,
Por que sabemos que pronto
has de venir;
Por eso esperamos con ardua
fe y emoción,
Esa estrella de oriente que
se ha de lucir. Amén.
Juan Carlos García CMF.
No hay comentarios:
Publicar un comentario