Confianza. Ya que ésta es fundamental para encontrarnos con
el corazón del otro.
Libertad. Para desde
ella abrazar un proyecto de vida comunitaria.
Alegría .Ya que el
cristiano es un hombre festivo, capaz de hacer pasar a sus hermanos y hermanas
un rato ameno.
Responsabilidad. Pues sólo así podrá afianzar en sus
actividades personales y comunitarias.
Educación. Pues es de educados
dar gracias y valorar dignamente al otro.
Tolerancia. En
razón de que Jesús pide nos aceptemos para animarnos y así ayudarnos.
Inteligencia. En virtud a que desde ella, se podrán asimilar
los conceptos y analizar los signos de los tiempos.
Amabilidad. Pues
ser cordial y tratable es signo de que está interiorizando el amor de Cristo.
Nobleza. En virtud de que ésta es el reflejo de que se está
viviendo el estilo de vida de Cristo.
Obediencia. La
cual entregada en libertad nos permite ser dóciles al carisma misionero.
Sencillez. En razón de que
el claretiano se distingue por ser humilde y sencillo, y desde esos aspectos,
abrazar en el fuego del divino amor.
José Pinto, cmf
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