sábado, 20 de octubre de 2018

SOMOS MISIONEROS AL ESTILO DE CLARET: LLAMADOS A EVANGELIZAR Y ESCUCHAR A LOS POBRES

4. ENVIADOS A EVANGELIZAR Y ESCUCHAR A LOS POBRES

Monición inicial:

Nuestro Padre Fundador interpretó su vocación a partir de la escena de la sinagoga de Nazaret en que Jesús se identificó con el ungido para evangelizar a los pobres. Nuestras Constituciones nos presentan a nuestra Madre María como la primera entre los pobres del Señor (cf. CC 23). La Congregación –en su proceso de vuelta al Evangelio y adaptación a los tiempos– ha profundizado en su llamada a evangelizar a los pobres y a dejarse evangelizar por ellos. Y hoy escucha aún con más fuerza la llamada de la Iglesia a resaltar mucho más en nosotros, con audacia y creatividad, la opción por los pobres y desplazados. No se puede ser claretiano como si los pobres no existieran. Tampoco se puede ser claretiano sin denunciar las estructuras de injusticia, sin luchar contra el sistema que las perpetúa, proponiendo alternativas. Los pobres son “los destinatarios privilegiados del Evangelio”. A través de ellos –como en María– el Evangelio nos habla e interpela con una voz nueva” (MS 49).  Que nuestras experiencias de vida y misión tengan en el centro a los más pobres y sencillos a quienes hemos sido enviados a anunciar la Buena Nueva.

Lectura Bíblica: Lc 4, 16-19

Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y encontró el texto que dice: El Espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor

Lectura Claretiana

Había observado que la santa virtud de la pobreza no sólo servía para edificar a las gentes y derrocar el ídolo de oro, sino que además me ayudaba muchísimo para crecer en humildad y para adelantar en la perfección(Aut 370). “¡Oh, Salvador mío! ¡Haced, os suplico, que vuestros ministros conozcan el valor de la virtud de la pobreza, que la amen y la practiquen como Vos nos habéis enseñado con obras y palabras! ¡Oh, qué perfectos seríamos todos si todos la practicásemos bien! ¡Qué fruto tan grande haríamos! ¡Qué almas se salvarían!(Aut 371).

Para la reflexión personal y comunitaria

-       ¿Cuáles son los gritos que se escuchan hoy día de injusticia social y de pobreza en nuestras comunidades? ¿Estamos atentos al lamento de nuestros hermanos que sufren la pobreza, la guerra, la drogadicción, la migración, etc., o por el contrario somos indiferentes?

Intención: Pidamos por nuestros hermanos de las comunidades de la provincia que se encuentran en las periferias humanas, sociales y existenciales, acompañando la vida de muchos hombres y mujeres desde su testimonio generoso y desinteresado.

Preces

Para que reine la paz y la reconciliación de una forma verdadera en el mundo debemos escuchar el clamor de justicia de muchos hermanos pobres. Oremos juntos con mucha fe diciendo: R/ Señor de justicia y misericordia: ayúdanos a escuchar el clamor de los pobres.

-       Por nuestros gobernantes, líderes comunitarios o cualquier persona que tenga una responsabilidad con los más necesitados, para que siempre sean buenos administradores de los bienes de una manera justa y caritativa.  R/ Señor de justicia y misericordia: ayúdanos a escuchar el clamor de los pobres.
-       Por nosotros aquí reunidos en comunidad cristiana, para que no seamos sordos y tapemos nuestros oídos a la voz del Espíritu que se manifiesta en nuestros hermanos más necesitados.  R/ Señor de justicia y misericordia: ayúdanos a escuchar el clamor de los pobres.
-       Para que vivamos de verdad y sin fingimiento un estilo de pobreza que favorezca a nuestros hermanos dejando de lado la indiferencia, el egoísmo y el individualismo.  R/ Señor de justicia y misericordia: ayúdanos a escuchar el clamor de los pobres.

Oración Final

Claret se sintió llamado, como Jesús, a anunciar la Buena Noticia a los más pobres y necesitados.  Pidamos a Dios para que no olvidemos esta primacía de nuestro llamado misionero:

Padre de Misericordia, que enviaste a tu Hijo Jesús con la fuerza de tu Espíritu para que en su pobreza nos dejara un modelo de seguimiento evangélico y nos enriqueciera a todos, atiende los deseos y oraciones de tu pueblo que sufre los males de este mundo, envíanos a evangelizar a los pobres con la fuerza de tu Espíritu de amor para que consolados con este don de tu gracia podamos trabajar por mejores condiciones de vida para todos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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