Con ánimos un poco bajos comenzó el parrandón el día de hoy.
El reloj ya marcaba las seis y no se veía tanta gente como en las noches
anteriores. De igual manera, habiendo llegado el niño traído por la comunidad
anfitriona de la noche anterior y estando ya quien lo recibiera por la
comunidad encargada de esta noche, salimos
a nuestro destino: el barrio “El Manguito” o la cresta como suele
llamársele; allí la comunidad Cristiana Nuestra Señora de Chiquinquirá espera a las comunidades que en
torno a la imagen del niño le visitan.
Mientras bajamos por barrio bolívar, pasando entre la gente
expectante, nos damos cuenta de que la experiencia es la misma de cada noche.
Mientras se cantan aguinaldos el barrio torna su mirada por un instante al
tumulto que se pasea por las calles, y es que no ha debido pasar mucho tiempo
de iniciada la caminata cuando volteamos la mirada y vemos que ha aumentado
considerablemente la cantidad de personas en la parranda, personas que
inevitablemente detienen el tráfico, que sin importar mucho, cantan, se
alegran, saludan, conversan y pare de contar.
Llegando al manguito, llama la atención el gran número de
personas reunidas en la cancha, “paseamos al niño” por el callejón para luego
hacer la entrada en la cancha del barrio, allí la comunidad Cristiana y muchas
personas más esperan el parrandón, reciben la imagen del niño Jesús y una serie
de niñitos representan un particular pesebre, donde los reyes obsequian a la
familia de Nazaret productos de la cesta básica como leche, harina de maíz y
azúcar, productos de difícil acceso en la actualidad venezolana.
María ha sido el centro esta noche; es ella el personaje que
hoy la comunidad nos presenta, la mujer que ha aceptado en su vida la voluntad
de Dios, que ha abierto su corazón a la Palabra aun cuando ha experimentado las
dificultades, la incertidumbre, la habladuría, la confusión… ella simplemente
ha confiado.
Se ha iniciado el compartir, bollos, ensaladas, tortas,
refrescos, para todos ha habido un poco aunque haya sido incontable la cantidad
de niños y también de adultos que se ha plantado en la cancha y sus alrededores
esta noche. Despedimos la noche sabiendo que mañana será otra oportunidad de
vivir la fraternidad, el compartir y la alegría característica de estos días
decembrinos.
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