Los habitantes de la comunidad
conocida como Metropolitano o La Divina Misericordia, al igual que la gran
mayoría de las personas que viven en los barrios de Petare, sufren por la escasez
de agua. Las mujeres sobre todo, son las encargadas de ingeniárselas para
almacenar el vital líquido, de modo que no les haga falta al menos para lo más
elemental. El agua llega a las casas por las tuberías aprox. cada 15 días, por
eso deben estar atentas para asear sus casas y también para juntar toda el líquido
que puedan, porque les hará falta por lo menos durante las próximas dos
semanas.
Aunado al problema del agua está el
problema de la basura, ya que el servicio de aseo prácticamente no pasa por
esta parte del barrio, motivo por el cual, la basura se amontona por las calles
y las escaleras del barrio, generando mal olor, mal aspecto, y en general, condiciones
insalubres para vivir.
Estos problemas de la vida
cotidiana fueron expuestos durante este segundo parrandón por la señora Judith,
quien forma parte de la comunidad de La Divina Misericordia. Judith elaboró un
cartelón para ilustrar aspectos negativos como los ya mencionados, pero también
positivos, para ello usó la imagen del árbol, el cual en sus ramas tiene tanto
hojas verdes como secas, las cuales simbolizan los contrastes de la vida de
todos los días. Experiencias de la vida en el barrio que los misioneros
claretianos también han sabido acompañar, tal como lo pudimos observar en
algunas fotografías del cartelón, en las cuales se observaba la celebración de
bautizos y primeras comuniones.
Lo anterior señala, que ha sido
sobre todo a través del ministerio sacerdotal, que los claretianos han acompañado
a las personas en las diversas dificultades que atraviesan, apoyándoles también
en la realización de sus proyectos, como lo fue la construcción de la capilla
de esta comunidad, capilla que por cierto nos resguardó de la fuerte lluvia que
comenzó a caer mientras disfrutábamos del parrandón. Pero ni la lluvia y ni
siquiera la falta de luz eléctrica provocada por un repentino apagón, evitaron
que la fiesta de la parranda continuara al ritmo de la música y el baile que
hicieron estremecer la pequeña capilla de Metropolitano.
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