Por alguna razón que
con exactitud no sabemos, la imagen del Niño Dios que nos acompaña durante el
recorrido de la parranda, en esta ocasión no llego a tiempo, así que sin la
presencia del Niñito Jesús tuvimos que dar inicio con la fiesta del barrio.
Fue así que al ritmo
de “Viva Venezuela, mi patria querida, quien la libertó mi hermano fue Simón
Bolívar”, fuimos marchando una vez más por esas calles de Petare que no dejan
descansar a nadie debido a su inclinación y estrechez. A lo largo de la
caminata José Miguel, el nuevo integrante de nuestra comunidad formativa recién
llegado del noviciado, animó con su voz los tradicionales cantos parranderos.
En esta ocasión el
destino fue la Casa de la comunidad Cristiana El Manguito, aquí las señoras que
trabajan para esta comunidad, ya tenían listas las sillas y el escenario en
donde compartieron con el resto de las personas su experiencia de fe con la
ayuda de una dramatización, la cual consistió en la interpretación inculturada
del nacimiento del Niño Jesús actuada por los niños de la comunidad.
Poco faltaba para dar
inicio con la representación, cuando apareció Olguita de la Comunidad de
Metropolitano con la imagen del Niño Dios en brazos y con el rostro agitado por
lo aprisa que venía, porque resulta que sin más, había olvidado que debía llevar
la imagen para que siguiera acompañando al resto de las fiestas. Lo importante
es que llego, y a tiempo para ver la representación que brevemente consistió en
lo siguiente:
María en su casa muy
contenta como siempre los trabajos del hogar hacía, sin saber que por el barrio
corría el chisme de que estaba embarazada, ya un ángel a María se lo había
dicho pero ella no tenía idea de lo rápido que la noticia había llegado a oídos
de sus vecinos, especialmente a oídos de sus vecinas, y menos sabía que el
mismo ángel había sido el encargado de regar la noticia entre las mujeres del
barrio, quienes no perdieron tiempo para organizarle a la futura Madre de Jesús,
el típico “baby shower” que las mujeres suelen hacer a sus amigas embarazadas para
obsequiarles cosas que el niño por nacer va a necesitar.
Con ésta bien pensada
dramatización, la comunidad quiso compartir cómo experimenta de forma cercana
la presencia de Jesús en sus vidas, sobre todo en estas fechas, experiencia que
enriquece la vivencia de su fe. Después de la representación vino la
tradicional letanía al Niño Jesús y posteriormente el compartir de alimentos,
con lo cual se dio por terminada el tercer parrandón que nos sigue motivado a
meditar sobre el lema elegido para este año: La fe es navidad.
Ángel
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