Recordé la costa, esa tierra macondiana dónde la
fantasía y la realidad conviven, donde
los gitanos llegaron volando sobre mantos mágicos, la misma donde el cura
exhorta desde el púlpito, donde la palabra de una madrina es evangélica y por
tal se acata, esa es la tierra que si bien no es ajena a los embates de la
irreligiosidad es justo decir que todavía hay ese amor por lo sagrado, por la
religiosidad que tanto hace bien a la cultura de los pueblos, esos donde se pagan
las mandas en un caminar de procesión al ritmo de Padre Nuestros y papayeras.
Miré a los venezolanos, más devotos y
caminantes de la Divina Pastora, que de
la Virgen de Coromoto, amantes de la gaita, el chiste y las arepas; así es la tierra
de del doctor Gregorio donde más que el galeno del bien necesitar la bendición de la Curia Romana,
es la Curia la que necesita la bendición del médico de los pobres, son seguidores
del béisbol, de Doña Bárbara y su noble autor Rómulo Gallegos; allí donde las
escaleras ven correr noticias de todo tipo, por primera vez, en lo que respecta
a la presencia claretiana, nos unimos para realizar la fiesta del Cuerpo y Sangre
de Nuestro Señor, solemnidad que nos recuerda que Dios se ha hecho cercano y
que realizarnos implica no descartar al otro, es decir ser cercanos.
El resultado, toda una fiesta, niños y adultos
en un caminar de oración y reflexión en ese recorrido la oración fue un clamor
a Dios por la paz de Venezuela, por la unidad de las familias. Fue significativo
ver a la gente en las diferentes estaciones clamar ante el Santísimo por la
fraternidad entre colombianos y venezolanos, misma que el afán politiquero
amenaza, pero también el comportamiento indebido de algunos colombianos pues en
sus fiestas se olvidan del sueño ajeno; generadores de conflicto. No hay que
desconocer que hay de ambos lados, pues tanto colombianos y venezolanos
engrosan los grupos de malandros que llenan de pánico El Valle de Caracas tras
la lucha por el poder territorial, de tal modo corresponde a todos alejar con
nuestras huellas el paso mezquino que dejan los manipuladores impuros del odio;
la escasez de alimento. Sin duda alguna en este sector es motivo de rivalidad
entre sus habitantes “supervivencia de los más aptos” (Darwin) situación que ahondan los mal llamados
políticos y mal porque se olvidan que en pro de la concepción griega de
política, esta es para construir la ciudad mas no para llenarla de escusas que
no son solución, sembrando así una rivalidad donde reinaba la hermandad la cual
fue vital para edificar Petare, lugar que en su génesis tuvo venezolanos de
diferentes regiones, quienes venían a la ciudad del libertador y que igual que
los colombianos llegaban en busca de mejores oportunidades; en fin estos
habitantes sufren los apagones, el desaseo en sus calles, la escasez del agua, la violencia del malandro y el olvido estatal.
Por esas calles decidimos por primera vez
realizar el Corpus Christi y con ese
Jesús que se nos hizo «pan compartido» invitamos a la reconciliación “¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Rm
5,35.37).
Significativo el entrar en casa de algunos
enfermos y orar por ellos ante Jesús Eucaristía; en el recorrido las estaciones
nos permitían evidenciar la alegría del individuo que sabe leer en estos signos
que la violencia y el odio no tienen la última palabra, pues aún hay nobles
marchando con Jesucristo y le piensan; al llegar a la capilla el aplauso por
ver llegar a Jesús Sacramentado y con el aplauso inició la Hora Santa, la cual estuvo
bajo la animación de los laicos de las distintas comunidades, quienes a su vez oraron
y reflexionaron sobre ese misterio tan importante y esperanzador, ya que celebraron
a un Dios que en afán de hacerse cercano al hombre se hizo Pan “Mi carne es verdadera comida.” Por eso
invitamos a la reconciliación, al acercamiento y denunciábamos la indiferencia pues
ella cristiana; debemos convencernos que sí alguna obligación tiene el
cristiano es ver.
Consideramos que: el venezolano debe amar a su país
y asumir su responsabilidad en el destino de la patria e igual los hogares que
en esta hora les urge ser templo de amor, pues, no hay país sin familias fuertes
en valores. El colombiano debe valorar a
esta tierra, colocarse de cara a Dios y dar lo mejor de sí en este suelo que
los recibe; será en la medida que cuiden de esta nación que serán signos de
orgullo y ennoblecerán la tierra de Nariño y de Núñez, precursores del orden en
Colombia.
Jesucristo anda entre colombianos y venezolanos
y te invitamos a estar en cercanía y a ver las imágenes de un bonito momento
donde le decimos a los violentos que ellos no tienen la última palabra.
Pinto
Bella la fiesta del Corpus Christi! El pan de los Ángeles, los pobres, humildes y nosotros los pecadores. El mismo que se nos da como alimento los mantenga firmes y alegres en lavo avión misioneraclaretiana.
ResponderEliminarGracias por pasar por nuestro blog, ello nos motiva a seguir en esta labor de comunicar nuestro caminar misionero...
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