Desde el día veinte
(20) de diciembre me hice presente en la comunidad claretiana del triunfo,
conformada por los padres, JOSÉ
EUGENIO NÓBREGA y JOSÉ ANTONIO SANTANA, para colaborar un poco en las actividades de
fin de año; por iniciativa propia pedí compartir esta experiencia de navidad con
la comunidad de Piacoa, esta solicitud fue escuchada y posteriormente aceptada.
Ahora bien, gracia a que en Piacoa hay una comunidad cristiana más o menos
organizada las actividades que se fueron programando se realizaron conforme lo
planeado, se tuvieron algunas celebraciones de aguinaldo a las cinco de la
mañana, estas cargadas de mucho simbolismo y con intenciones concretas: por los
conductores del pueblo y entre estos los que navegan por el rio Orinoco, por
los productores, por los agricultores, por los pescadores, por los comerciantes
y por toda la comunidad.
La celebración del día
veinticuatro (24) fue algo bastante concurrida, es tan así que contamos con la
presencia de un señor del pueblo de la familia Marcano que se vistió de santa
Claus, con una tula llena de regalos
para niños y niñas; al terminar la celebración se puso en la puerta del templo
a repartir los juguetes.
La celebración del 31
fue todo un éxito, esta giró en torno al nuevo tiempo que nos brida Dios por el
renacimiento de su hijo y la invitación a que seamos luz en medio de tanta
oscuridad y portadores de esperanza.
En mi estadía por la
comunidad de Piacoa, fui testigo del paso de muchas personas que se dirigían al
rio a llevar un mensaje de paz y alegría, entre esas se encuentran unos amigos
del Padre Santana que años atrás se han hecho presente en la comunidad de los Remolinos
con juguetes. Estos actos se convierten en signos de vida, en una sociedad que
cada día se hunde en su egoísmo, donde no hay un interés por el otro; estos
pequeños gesto son de mucha alegría para muchas familias que por la época de Navidad
no tienen como comprar un regalo para sus hijos. Estas personas en compañía de
los Misioneros Claretianos hacen posible el sueño de muchos hogares: sentirse
visitados por unos reyes magos cargados de regalos.
Así mismo, un grupo de
de jóvenes de la Parroquia Claret de San felix se hicieron presentes en la
comunidad de Los Tres Caños; llevando juguetes, ropa, juegos y dinámicas. En el
recorrido por las comunidades del rio, realizamos varias celebración de La Palabra,
pero la más sobresaliente fue la que se hiso en la comunidad del Consejo; allí
se habló de la sagrada familia de Nazaret y cómo ésta nos invita a la unidad y
la importancia de sabernos hijos en el primogénito de Dios. Al finalizar la
celebración se repartieron algunos juguetes y se rompió una piñata, esta
actividad fue todo un éxito.
Mi paso por el rio
estuvo lleno de aventuras y rectos. A falta de un motorista experimentado, con
pleno conocimiento del rio que nos trasladara a nuestros sitios de destinos; me
tocó asumir la conducción de la curiara para poder llevar a cabo nuestra ruta
ya trazada. Esto no era nada nuevo para mí, porque de chico lo aprendí en mi
querido Chocó (Colombia) por la insistencia de mi adorado Padre Jesús Aníbal, que
me decía: “hay que saber un poco de todo,
porque el que nada sabe, nada vale”, por eso no solo aprendía a conducir un
motor fuera borda, sino que también entiendo un poco de mecánica. Cuando supe
que teníamos problema con el motorista, me di a la tarea de revisar los motores
y cambiarles el aceite de transmisión que ya estaba vencido y de paso una
limpieza general porque estaban perdidos en la mugre. El día veintisiete (27)
salimos del puerto con los dos motores funcionando pero por el camino uno de
ellos no quiso seguir funcionando a lo que dije rápidamente: “que era problema del paso de la gasolina a
los pistones por eso sonaba un poco ahogado”. El recorrido lo continuamos
con uno, al llegar a la comunidad de los Remolinos, mientras que el resto del
personal repartían los regalos yo por mi parte me dedique a reparar el motor
que estaba fallando, el problema era que se le había caída la aguja del
carburador y esto impedía que la gasolina pasara con libertad, una vez resuelto
el problema el regresos a Piacoa fue mucho más rápido. Los recorridos a las
otras comunidades se realizaron en completa normalidad.
Por otro lado, las
comunidades se ponen muy contentas por las visitas que se les hace en estas
fechas especiales y agradecen el gesto de solidaridad que se tiene para con
ellas, pero al mismo tiempo expresan su tristeza por la falta de acompañamiento
por parte de las autoridades eclesiales, se sienten solos y abandonados; piden
se les visite no solo en Semana Santa, mitad de año y Navidad, sino en el
intermedio de estas fechas y que se les tenga presente en la celebración de los
sacramentos que para ellos son muy importante por lo que estos se convierten en
vitamina para fortalecer sus almas. Una señora me dijo con la voz un poco
quebrada: “Aníbal, nos sentimos solos,
tanto por el Estado como por ustedes los misioneros, no queremos seguir siendo plato
de segunda mesa; yo quiero hacer la primera comunión y unirme a Cristo y más
cuando ustedes dicen que si comulgamos nuestras penas y dolores se hacen más
llevaderos; por favor no nos abandonen” y simplemente le dije: “haré lo posible para que se les visite más,
por el momento, animo y no dejen de pedirle a Dios por el aumento de personas
dispuestos a colaborar en la obra de Dios”.
Queremos seguir
colaborando y haciéndonos presente en las comunidades marginadas y abandonadas…
pero no queremos ser paternalistas, queremos ayudarles a que sean autónomos y
luchen por su autonomía, queremos que sean inconformes con la realidad que
enfrenta para que la puedan cambiarla… tú puedes ayudar para que estos sea una
realidad, ayúdanos a ayudar…
ANÍBAL
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