lunes, 9 de diciembre de 2013

A IMITACIÓN DE MARÍA, MUJERES QUE ESCUCHAN Y CUMPLEN LA PALABRA DE DIOS

Recorrer las calles del barrio  de Petares con el niño Dios en brazos, es la experiencia que cada año nos convoca. Son los parrandones, las fiestas que alegran nuestros corazones y nos recuerdan que algo está por suceder,  es la preparación para la celebración de la navidad.



Pero este año, la esperanza que trae consigo el tiempo de adviento, se ha unido a la celebración del aniversario número 90 de la presencia claretiana en Venezuela, motivo suficiente para recordar a aquellos misioneros claretianos que han compartido la vida con la gente del barrio, por eso, en esta ocasión, cada una de las parrandas estará enmarada por la historia, pero una historia contada por boca de la misma gente del barrio.




Son muchos los recuerdos que están vivos en los corazones de personas como la señora Rosa, mujer tenaz que ha sabido caminar con los misioneros que han pisado el barrio. Ella  es la encargada de animar a la comunidad que lleva por nombre: “Peregrinos de María”, comunidad que nos recibió con alegría durante este primer parrandón, pero luego de haber caminado desde el colegio Kennedy hasta el lugar que la señora Rosa, junto con su familia, anteriormente habían preparado, caminata que comenzó más o menos a eso de las 6:30 p.m. Nuestro hermano José Miguel, fue el encargado de poner en marcha a las personas congregadas, primero con una oración y después con música.

   


De este modo, al sonar del tambor, las maracas y el cuatro, juntos marchamos siguiendo la imagen del niñito Dios. Al llegar a nuestro destino, nuevamente se hizo oración en comunidad, luego vino el momento de reflexión en torno al tema de la parranda, el cual nos compartió la señora Rosa, ella nos habló de como los claretianos han recorrido las distintas comunidades cristianas, e hizo mención de algunos nombres de sacerdotes, como los PP. Javier y Santana; junto a estos y a otros misioneros, ella, y muchas otras mujeres, han venido construyendo las distintas comunidades, esforzándose por escuchar cumplir la Palabra de Dios.






Y para terminar de celebrar este primer parrandón navideño, el compartir no pudo faltar, por eso el chocolate y la torta, deleitaron a todos los que con alegría nos reunimos para festejar juntos estas fiestas decembrinas. 




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