martes, 3 de julio de 2012

DIOS ES SINERGIA EN LA ORGANIZACIÓN


 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión: oscuridad cubría el abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas” Gn 1, 1-2

Nuestra sociedad hoy se encuentra sumergida en un aparente mar de desesperanza, la humanidad parece adentrarse en una época marcada por la indiferencia. El desarrollo tecnológico, y la marcada tendencia individualista propiciada por los medíos de comunicación, ha refugiado a las mujeres y los hombres de hoy en el individualismo. Un ejemplo claro de ello es el poco desarrollo de actividades lúdicas y que propicien la comunitariedad entre los chamos de los barrios, es cierto que aún, alguna cancha albergara unos cuantos partidos de Basket, y algunos días en las calles de los diferentes sectores se reúnen para “un partido de pelotica e´ goma” pero hoy  por hoy lo más común es encontrar a muchos chamos  encerrados en sus casas, o en cibers, drenando todas sus energías, frente a una máquina. Por su puesto,  que mucho de ello responde a la gran ola de violencia desatada en su entorno, pero también, paradójicamente al no ocupar los espacios comunitarios, los cuales les pertenece, los conduce necesariamente a que la delincuencia los ocupe.

La indiferencia, he allí el gran cáncer de época que se vive, no en vano Stéphane Hessel, en el muy popular Texto ¡Indignaos!, librito que se ha convertido para muchos en fuente de inspiración actualmente, cataloga a la indiferencia como “la peor de las actitudes” la cual lleva a perder uno de los componentes esenciales que forman al hombre. Uno de los componentes indispensables: la facultad de indignación y el compromiso que le sigue.
En medio de este panorama desolador,  irrumpe como testimonio vivo y siempre renovador, la Palabra de Dios, y más específicamente el relato de la creación. El horizonte del mismo, es la fe histórica de Israel, éste pueblo a descubierto que el Dios que los ha Salvado, el que los ha sacado de Egipto, el que los ha constituido pueblo liberado, ha sido el mismo Dios que los ha creado. ¿Cómo crea entonces Dios? El mismo prologo del relato lo explicita: Llamando a la luz de la Oscuridad y la Confusión.

El pueblo israelita en Egipto,  es oscuridad y confusión; hoy la indiferencia, el individualismo, la incapacidad de amar y solidarizarse, la imposibilidad de generar esperanza es también oscuridad y confusión. Y en esa situación entra Dios con su Palabra, llama a la existencia, organiza, entabla un dialogo con el pueblo, “hace la Luz”, aquella que permite definir, además, posteriormente se puede desarrollar un orden, por su existencia,  por medio de la luz  comienza la formación de lo creatural.
Hoy igual, Dios sigue llamado a la creación por medio de Cristo, en Jesús y su Evangelio se nace a una nueva creación, aquella por la cual el mismo Cristo entrego su vida; la construcción del Reino, quien necesariamente ha de convertirse por el reconocimiento del hermano, pasando así, de la indiferencia y el individualismo, a la acción y la comunitariedad, siendo estas el resultado de la organización. El canto de despedida de la misa popular salvadoreña,  sintetiza de una manera magistral los signos que comprueban el nacimiento de una nueva creación:
“Cuando el pobre busca al pobre y nace la organización,
es que empieza nuestra liberación.
Cuando el pobre anuncia al pobre
la esperanza que Él nos dio,
 es que el Reino entre nosotros nació.”


Alirio Osorio

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