miércoles, 13 de julio de 2016

VENEZUELA: NO ES UN ADIÓS SINO UN HASTA PRONTO

Me cuesta encontrar las palabras que describan qué es lo que pasa por mi mente y mi corazón en estos precisos momentos de despedida. Sin embargo, hay una frase que resuena en mi interior: “no es un adiós sino un hasta pronto”.



Recuerdo que fue el 31 de enero, día de Don Bosco, cuando se me informaba de mi próximo regreso a México para realizar mi año de Experiencia Comunitaria Apostólica. Fue un momento donde se encontraron mis sentimientos, por un lado la alegría de volver a mi país con mi gente y por otro lado el tener que dejar Venezuela y a su gente, a la cual comenzaba a quererla y valorarla. Semanas después se me informaría que terminaría la formación en México.


Y como no hay plazo que no se cumpla, ha llegado el momento de volver. No quiero retirarme sin dar las gracias a la comunidad Claretiana presente en Venezuela, la cual nos recibió con los brazos abiertos y se portaron como verdaderos hermanos. Quiero mencionar especialmente a la comunidad del Teologado “Emaús”, ya que en esta fue en la que viví por casi  año y medio.  Gracias a Alirio, José Miguel, Juan Carlos, Felipe, Aníbal, Néstor, Ronald, Jhonier y Yerlin por recibirnos fraternalmente en su provincia y ampliar mi visión de lo que es ser Claretiano.



Agradezco a mis formadores, el Padre Álvaro Arias  y el Hno. Quiterio Izquierdo, por aportarme desde sus posibilidades pautas para crecer como ser humano y misionero. Gracias al Padre Niceto Martín, por su testimonio de vida misionera, y al Padre Alberto Cisneros por los pleitos y risas constantes.

No puedo pasar por alto a las comunidades cristianas de Petare, los cuales cambiaron mi percepción de hacer pastoral y me regalaron su cariño incondicional. De manera en especial, menciono a la comunidad de la “Virgen del Carmen”, a la que acompañé en mi estancia en Venezuela. Gracias Jenny, Nimia, Dolly, Mery, Aminta, Mary Luz, Georgina y Katerin por su cariño y perseverancia en el curso bíblico de los jueves. Otras dos mujeres que con su ejemplo de vida y entrega a la Palabra y a la catequesis se ganaron mi aprecio y admiración son Ana Silva y Juana Peña. Quedo en deuda con tantas mujeres, jóvenes y niños que marcaron y transformaron mi vida como cristiano y misionero.



Mis manos volvieron a tener voz gracias al Colegio “Juan Pablo Bonet”. No tengo palabras y señas menos para expresar lo importante que fue para mí el contacto que tuve con esta comunidad de niños y jóvenes sordos, me hubiera gustado tener mayor presencia pero el poco tiempo que pasé con ellos fue de mucho provecho. Gracias a la Hermanas Franciscanas por su amistad y abrirme las puertas del colegio y poder seguir, aunque fuera un poco, en la pastoral que me trajo a la Congregación. De manera en especial, les deseo lo mejor en la secundaria al grupo de sexto año, al cual visité en diversas ocasiones para compartir la cultura y Lengua de Señas de México.




Gracias a mis profesores y compañeros del ITER (Instituto de Teología para Religiosos) por todo lo bueno que me aportaron, no solo intelectualmente sino con su testimonio y cercanía. Agradezco al grupo de 3° de Teología, ya que con ellos compartí este último ciclo escolar. Ánimo, ya falta poco.
Un grupo muy importante y que me enseñó a amar y apostar por Venezuela fue la presencia de religiosa mexicana. Gracias Laura, María Elena, Ángeles, Guadalupe, Verónica y Cristina, ustedes fueron un gran apoyo y aliento en el camino. En este grupo no puedo dejar de lado a mis hermanos Claretianos: Vicente, Luis Ángel, Pedro y Jesús. Ustedes fueron un apoyo importante en el ordinario de la vida y en los momentos de dificultad.






Hay tantas personas que me falta por nombrar de la pastoral, trabajadores y amigos. A todos gracias por su cercanía y sinceridad que caracteriza al pueblo venezolano, con su gran influencia colombiana que la enriquece.

Por último, quisiera darle uno consejos a quienes vengan a Venezuela: conócela y amala; déjate sorprender por la creatividad y espontaneidad de su gente; pasea y diviértete en sus hermosas playas; contempla sus hermosos paisajes; da lo mejor de ti a la “Pequeña Venecia”.

Gracias por todo a la Bella Venezuela y a su gente.





Est. Juan Carlos Bugarín Lara, CMF

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